Malos olores, un problema que tiene solución

 
 
Los seres humanos respiramos entre cinco y seis litros de aire por minuto. Debido a las diferentes fuentes de contaminación del mundo moderno esto significa que ingerimos, cada minuto, una gran cantidad de contaminantes de diferente índole. Aunque en la mayoría de los casos estos contaminantes son imperceptibles para el común de las personas, esto no los hace inofensivos. Es cuando la contaminación viene acompañada de malos olores que percibimos que hay algún problema.
 
Los malos olores representan una de la problemáticas más comunes y difíciles de solucionar en cualquier industria. Los olores son una  mezcla de vapores, gases y polvo que pueden ser causados por múltiples factores, tanto internos como externos. Puede haber muchos tipos de olores: de baja intensidad, pero duraderos; de alta intensidad, pero de corta duración; de aparición temporal, pero frecuentes; y de larga duración en general.
Entre los factores internos más comunes podemos encontrar olores relacionados con tuberías de agua en mal estado, sifones del aire acondicionado, filtros de aire acondicionado defectuosos, cocinas donde preparan y o sirven alimentos, cuartos de basura, o simplemente el uso habitual de los baños. Entre los factores externos que producen malos olores (contaminación odorífera), encontramos los provenientes del sistema de alcantarillado público, plantas de tratamientos de agua residual, fábricas vecinas que emiten olores, entre otros contaminantes que provienen del medio circunvecino.
 
La contaminación odorífera en países como Colombia es más común de lo que se cree y está catalogado como un “problema de ciudad”, principalmente por aguas residuales. Este es un problema que afecta a cualquier tipo de empresas, debido a que todos sus empleados permanecen en su lugar de trabajo durante toda una jornada laboral, los cuales se pueden ver afectados presentando síntomas como náuseas, dolores de cabeza, insomnio, pérdida del apetito y problemas respiratorios. Estos malestares, por consiguiente, traen como consecuencia el detrimento de la calidad de vida del trabajador y su familia al mismo tiempo que un alto ausentismo laboral y perdidas económicas para los empleadores. 
 
La contaminación odorífera no solo afecta a empleados, esta también afecta a clientes y visitantes. Las empresas comerciales y de servicios son las más afectadas, ya que en la mayoría de los casos los clientes evitan permanecer mucho tiempo en el lugar o simplemente prefieren no ir a causa de los olores molestos, trayendo consigo consecuencias de carácter económico y una mala imagen de la empresa. 
 
¿Cómo podemos solucionar esta problemática? 
Las empresas invierten altas cantidades de dinero en la búsqueda de posibles daños internos como los anteriormente mencionados, incurriendo en obras civiles que  trastornan el  correcto desempeño de las laborales diarias y en la mayoría de los casos sin obtener buenos resultados. Algunos, viéndose frustrados ante la aparente imposibilidad de solucionar el problema, acuden a métodos para maquillar el mal olor por medio de aromatizantes o métodos similares. Pero, ¿son los aromatizantes de aire una solución?
 
Debido a la imposibilidad de encontrar la fuente del problema, o simplemente resignados a los malos olores provenientes del exterior,  las  empresas no encuentran otra alternativa que la utilización de ambientadores de aire y otros tipos de aromatizantes, logrando así “resolver” el problema de forma parcial (segundos), para posteriormente agravarlo, debido a que dichas fragancias representan un nuevo gas contaminante que entra a mezclarse con los malos olores existentes. A su vez, con el uso de aromatizantes se crea una nueva sustancia que puede llegar a ser aún más perjudicial, esto sin tener en cuenta los altos gastos incurridos en la compra de estos productos y el deterioro progresivo en la salud de los empleados.
Como parte de esa efímera solución, muchas empresas invierten altas sumas de dinero buscando una fragancia que los caracterice, como entidades bancarias y otras empresas de servicios con un alto número de sucursales. No obstante, esta estrategia puede ser contraproducente ya que el agrado o desagrado por algún tipo de fragancia depende de cada persona y es virtualmente imposible fabricar un aroma de gusto generalizado. Aquí entran a jugar diversos factores sicológicos asociados a la percepción. Como hay personas que les agrada una determinada fragancia, otros la aborrecen gracias a la conexión que estas tienen con acontecimientos positivos o negativos en algún momento de sus vidas. Estudios han demostrado cómo hasta un mínimo olor puede evocar poderosos recuerdos debido a la conexión existente entre algunos nervios de la nariz con la amígdala y el hipocampo, órganos que participan directamente en la emoción (gusto o disgusto) y en la memoria.
 
Estamos llamados a trabajar constantemente por mejorar la calidad del aire que respiramos. Para ello contamos con tecnología de avanzada que permite generar ambientes de trabajo saludables, libres de químicos, microorganismos patógenos y, por supuestos, libre de olores. 
 
La tecnología alemana ionización bipolar Bioclimatic nos permite garantizar las mejores condiciones de calidad de aire interior, considerándose una tecnología limpia. Esta tecnología elimina en un alto porcentaje los malos olores, sin importar su origen. Así mismo, inactiva  bacterias, mohos y levaduras. Los sistemas son instalados en el suministro de aire, justo donde se mezcla el aire interior con el exterior, o con sistemas portátiles, garantizando de esta forma la ionización del 100% del aire. 
 
De igual manera, este proceso enriquece el ambiente laboral con más de 20.000 iones bipolares de oxigeno por centímetro cubico de aire, lo que permite respirar un aire tan saludable como el que podemos respirar en un bosque natural que tiene 15.000 iones bipolares de oxigeno por centímetro cubico de aire aproximadamente.
 
A diferencia de otros sistemas de purificación de aire, la ionización bipolar Bioclimatic garantiza la eliminación de los olores en tiempo real, debido a que el aire está permanentemente ionizado, lo que impide que olores, bacterias, mohos y levaduras se reproduzcan en el aire e incluso en superficies.
Los ductos de los sistemas de aire acondicionado también son responsables de malos olores al interior de las oficinas, no obstante el aire ionizado permite una permanente sanitización de los ductos, evitando que los microorganismos patógenos se reproduzcan allí, garantizando un aire puro todo el tiempo.
 
Podemos concluir que la contaminación odorífera es un problema en crecimiento, que afecta a un gran número de empresas y a sus empleados. Aunque es un hecho que las empresas poco o nada pueden hacer para solucionar este problema desde la raíz, existen poderosas tecnologías como la ionización bipolar que permiten subsanar el problema a nivel interno eliminado olores y demás contaminantes. 
 
De esta manera, es posible mejorar la calidad de aire interior y las condiciones para los empleados. Ni qué decir de los beneficios para empresarios y demás grupos de interés como clientes y visitantes.

 

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